La caída y el posterior proceso de restauración, es sin duda un trato que se debe experimentar para valorar la comunión con Dios.

No basta con decir que hemos nacido de nuevo, el milagro de la conversión debe tener evidencias indubitables.

Los tiempos de apostasía se caracterizan por la proliferación de falsos maestros. La iglesia fiel debe contender por la verdad de la Palabra.

De todas las diciplinas cristianas, la oración tiene siempre un impacto sobre las circunstancias adversas.

Solo las bendiciones que se originan en el corazón de Dios para nosotros, son las que valen la pena poseer.